lunes, 15 de mayo de 2017

EL BANCO DEL PARQUE




                                       EL BANCO DEL PARQUE                               
  Antes de acudir al trabajo, Inés empezaba la jornada practicando su ejercicio   por   el parque.
 Hoy sufrió un percance se torció un tobillo, cojeando   y   con  su gesto de   dolor  reflejado en su cara, se  sujetó, al banco del parque__ dió  un suspiro, se sentó quedándose pensativa  —¡Que fatalidad precisamente hoy! .Se descalzó  se  dio unas friegas  con las manos; la  mañana estaba fresca  y no debía pararse mucho tiempo   o se constiparía.
Pensó—En Luis—.Por fin se había atrevido a pedirle una cita, precisamente para hoy viernes.
El tobillo le dolía cada vez más, decidió salir del parque, y en un taxi  acudió a urgencias,  debía avisar a Luis y cambiar  la cita.
El tímido sol  de la mañana  comenzaba a despuntar  entre los centenarios árboles.
Y como todas las mañanas alrededor de las diez, Andres, regresaba al parque,daba un paseo disfrutando de la naturaleza   y terminaba sentándose en el banco   frente a la pequeña laguna, donde  gratos recuerdos  inundaban su corazón; su mujer y él se sentaban a diario entrelazados con sus manos, a veces en silencio y otras rememorando épocas pasadas  sobre su vida... sus hijos.
 Sus silencios palpitantes mirándose a los ojos, lo decían todo. Por desgracia faltaba su presencia, sin embargo le embargaba su calidez.
Abandonaba el banco y daba el ultimo paseo bajo la copa protectora de los árboles y los sonidos delos pájaros cantores, las palomas saltaban a su paso y con una energía renovada volvía de nuevo a su casa.
A mediodía el barrendero del parque, ya al final de su jornada, sudoroso terminó de barrer el parque, lo dejo para que todo el mundo disfrutara. Se sentó un momento sacó el pañuelo del bolsillo, de un lateral de carro de limpieza  extrajo una botella de agua y la bebió casi de un trago, estaba sediento y aún faltaban dos horas de trabajo.
  
A primera hora de la tarde hicieron   aparición   agarradas del brazo
 Carmen y Rita. Carmen se sujetaba con la mano derecha en un
    bastón, llevaba una visera que la   protegía    del sol, puesto que con su edad el sol   directo    le   perjudicaba, andando lentamente    llegaron   al banco   y se sentaron.
 Rita miró en su bolso,   sacó una radio portátil y unos auriculares, siempre con su

mano sobre la mano de Carmen; a  Carmen sus hijos querían llevarla a un centro   de   ancianos, ella se negó en rotundo quería permanecer en su casa y con la ayuda de Rita una señora de mediana edad  sin familia,  había aceptado  vivir con ella,   dándole   los cuidados  y el cariño que necesitaba. Allí en el banco quitaban unas horas a    la tarde y    desandaban   el camino   de vuelta a casa, otras veces se acercaban al   supermercado    y   compraban  la    cena.



Era viernes las clases  habían  terminado, y el fin de semana  se presentaba para los jóvenes como maná del cielo.  Kiko, Ester y Maite salieron   de clase y terminaron en  el parque, tiraron las mochilas en un acto de rebeldía y se sentaron en el respaldo del banco,  Jorge estaba enfermo y  esta vez no se encontraba con ellos: Maite estaba por Jorge   y normalmente se ponía muy nerviosa ,hoy estaba más tranquila… Cuando sus amigos se liaron un cigarrillo decidió probarlo   por primera vez, todo eran risas entre frases de  sus canciones  preferidas, Kiko y Ester  se rieron del gesto de Maite  dándole un  cigarrillo, a la vez que le descargaban el humo del suyo en la cara, Maite empezó a toser… los   ojos   se   le irritaron   por el humo tiró   el cigarro y se acercó a la fuente a beber   agua y con la   camiseta se   limpió los ojos, Kiko y Ester le siguieron. Kiko tenía entrenamiento y la "pequeña fiesta" tocaba a su fin  se colocaron al hombro las mochilas  y   salieron del parque, Maite tomó el autobús  y Ester y Kiko se fueron andando  al gimnasio se despidieron hasta el lunes.



La noche comenzó a envolver de sombras refrescante el parque,    momento   aprovechado por una pareja de novios, habían esperado todo el día que llegara el momento de  verse,  estar  juntos, se besaron protegidos por la oscuridad,  se sentaron en el banco no necesitaban hablar para entenderse, el asunto tomaba fuerza. Lourdes tenía excitado al muchacho, se sentó encima de  él continuando tocándose  y besándose, pasó el guarda con la llaves del parque,  con los ojos fijos en el suelo,  indicándoles que se cerrarían la puertas,  como todas las noches. Lourdes se  puso en  pie y su pareja le siguió , el guarda , miró a un lado y a otro y cerró las verjas.





El banco del parque quedó mudo y silencioso, testigo diario de las etapas que hay en   la vida, comprensivo, sin juzgar, deseaba que de nuevo el alba resurgiera… arrullado por el viento fresco de la noche, la oscuridad…y los sonidos del parque...   








CONTINUARA...





miércoles, 19 de abril de 2017

UN DÍA EN PARÍS



  1.                                          UN DÍA EN PARÍS


         El Paloma Azul llegó a las ocho de la mañana a París,  a  pesar  de viajar en coche cama, me sentía excitada y  apenas dormí.


 Abandoné   la  estación del norte con el  plano y mi bandolera en la mano,   me encaminé directamente a mi objetivo,” contemplar    L ílle   de  France “ ,  coronada por la Catedral de  Nôtre  Dame,  bañada  por las navegables aguas del Sena.¡ Siempre la admiraba con el mismo entusiasmo!.


La catedral reconstruida alrededor del mil ciento sesenta y tres a partir de la” Puerta de Santa Ana”,   perteneciente a la última basílica de estilo románico allí emplazada y denominada de  Saint  Étienne; que a su vez, se asentaba sobre antiguos vestigios celtas y  romanos,  estos últimos   dedicaron  el templo  al dios  Júpiter .
Tus palabras resonaron en mis oídos« que apasionante¡ como me hubiera gustado vivir en aquella época!»—Me miraste con una sonrisa cerrando los ojos fuertemente, como si pudiera ser posible—.


  Siguiendo  mí   peregrinar  la fui  bordeando, recreándome   en  las  cuatro  majestuosas  puertas de la catedral;   “  Puerta   Norte”, “ Puerta de la Virgen”,   “ Puerta  Central, con escenas del  Juicio  Final   y la Puerta Sur denominada  de” Santa Ana”.

Su   grandeza   me   incitaba   a alzar mis ojos  a las imponentes  torres,  que con sus   sesenta y nueve metros  se instalaban entre las nubes y  me provocaban un ligero mareo al  contemplarlas.

La puerta   de   “ Santa   Ana” representa  algo más para mí, un dulce recuerdo de mi querida  abuela,” Ana”.
 Este día amaneció   fresco, obligándome  a pasear  bien abrigada, me apoyé en el   pretil  del rio   Sena observando en sus tranquilas aguas los bateaux  saturados  de turistas, aprovechando el momento, lo inmortalicé con mi cámara de fotos;  las olas  se arremolinaban a su paso, enviando una fina lluvia  que llegó hasta mí.

Recobre   mí   estabilidad   y  decidí continuar mi plan,   ojeé el mapa   y paseando  me   acerqué, al” Museo D´orsay ” jaula dorada de cuadros impresionistas, herencia de grandes pintores ,Renoir, Paul  Zezanne, Monet, Degas ...
El reloj  sonó  elegante en la catedral  y  me recordó que era mediodía , me asomé a la puerta del restaurante del museo  y a pesar de estar lleno, divisé una mesa  en una esquina al lado de una  ventana, no era nuestra mesa, con rapidez     atravesé  el   local, dejé mis pertenencias sobre la mesa y  me senté;  necesitaba descansar y retomar fuerzas. En realidad tuve  una  gran suerte,  desde allí podía  divisar parte de los famosos y  románticos “ tejados parisinos”.
Comí lentamente, saboreando la comida y  el ambiente de la gente en las mesas cercanas. De  postre tomé una   macedonia  de  frutas, que no tenían nada de naturales,¡ al menos estaban dulces!. Así   que  me conformé.

Mi siguiente  etapa  me conducía  a   Montmartre ,” ver el “Sacre Coeur” y perderme  por sus callejuelas saturadas de arte, colorido, de sonidos pausados  y musicales de la lengua francesa; el retrato a carboncillo  me obligó a permanecer durante unos minutos allí  sentada, envolviendo mi mente entre olores  de dulces, chocolates, perfumes de los paseantes,  realicé  algunas   fotos, a este lugar tan  bohemio y  pintoresco.

De nuevo el reloj me despertaba de mi   ensoñación,   tenía que volver   a   la estación,   bajé   al metro y  llegué  al tren  que aún permanecía parado en el andén,  subí a mi compartimento, comí una manzana y unas galletas que llevaba en la bandolera y  bajé   a comprar  una botella de agua, el tren  tardaría media hora en partir.
  Acomodada   ya   en  el paloma azul,   revisé   las   fotos   y marqué con rotulador en el plano el recorrido visitado en el día
 El   tren…   chac…  chac…   empezó  a   moverse,  me   alejaba de París,  y  ya me invadía la nostalgia perdía tu presencia y París se alejaba, llegaría a Hendaya  sobre las ocho de la mañana,  esta vez  sí dormiría estaba cansada.
¡Mi    espléndido   día en París   había    llegado a su fin...!   


martes, 7 de marzo de 2017

EL PUZZLE DE BEATRIZ






                                                EL PUZZLE DE BEATRIZ


Un fuerte soplo huracanado arremolinaba a cientos... de hojas a  mi alrededor, solapando las botas altas de montaña atadas con gruesos cordones gastados por el uso; siempre me acompañan en invierno son « mis botas favoritas»



Desde que puedo recordar...mi calzado ha sido siempre practico,deportivo,cómodo y abrigado. Nunca he  tenido " unos bonitos zapatos" con los que  pasear los domingos por la  alameda acompañada de  Sor Claudia o Sor   Rufina;  también es cierto que me gustaba correr, intentando atrapar el viento que yo misma producía y así olvidar las preguntas que abordaban mi mente, sobre mis padres...en definitiva sobre mi hogar...

Cuando las  niñas  del colegio acudían cada día con la certeza de volver  a sus casas  con sus padres y por ello las envidiaba, yo seguiría allí día tras día.  Cuando terminé los estudios ayudaba en las clases  de los pequeños y en la guardería, como  apoyo al convento, el trabajo me hacía olvidar " mis preguntas sin respuestas". Llevaba una vida estática, en lugares cerrados, no obstante aprendí a beneficiarme de los recursos a mi alcance.

Hoy...era un día especial...par mí tomé la decisión de conocer el lugar dónde se había fraguado mi vida, acudí al lugar desvelado en las últimas semanas por Sor Claudia.
Todo esto ocurría después de presentarse en el colegio un señor  de carácter   serio y  trajeado presentando sus credenciales de" abogado albacea de la familia Subirez de los Templarios".
Mis botas atravesaban una alfombra de hojarascas resecas y  crepitantes, sonidos que marcaban el estado de abandono en el que se encontraba el lugar; en calma acudía al lugar donde permanecía escondida la historia de un pasado que me afectaba directamente, me apoyé indecisa en la desvencijada puerta, "umbral" que debía atravesar para recomponer mi destino,nerviosa y ansiosa, una lágrima resbaló por mi mejilla, no sé bien...si ocasionada por el frío intenso...o por el inminente descubrimiento.

En  las aristas del portalón  flotaban  enredaderas colgantes como guirnaldas dando color a tan esquiva y solitaria entrada, en otro tiempo concurrida de señoríos y exquisitas elegancias. Sombras  oscuras ensombrecían mi cara producidas por el arbolado colindante, mi cabello revoloteaba al compás del viento, "tal Medusa" se tratara. El portón se abrió...sin apenas tocarlo y un sonido estridente y chirriante, se  calmó el vendaval  dejándome  paralizada momento que percibí  eterno. 
El fuerte viento amaino  y  zapateando fuertemente el suelo con mis botas pude liberarlas de las  hojarascas.
Con  mis manos enguantadas limpié mi cara,al despejar  mis ojos se encontraron con la "inmensa mansión",un  amplio patio con una escalinata central que conducía a la entrada  principal, me sentía  maravillada del esplendor que  se  podía adivinar a través de sus muros, la rodeé lentamente llegando  a dos escalinatas  deterioradas en los laterales  por el paso del tiempo,  suspiré fuertemente y a su solana me senté  a observar el jardín  "asalvajado y olvidado", grandes arboles centenarios testigos   silenciosos de la vida en aquel maravilloso lugar. 

Mi estomago empezó a ronronear llevaba tiempo sin tomar nada y aproveché  para  sacar del bolsillo el bocadillo que Sor Claudia me había  preparado,   reanimada de nuevo continué   por un estrecho pasillo empedrado, atascado de pedruscos y ramajes  arrastrados por el viento.

!Al  fondo la vi ...  allí estaba "  grande alta  y solitaria, que delataba mi andadura...en el inhóspito y  brutal  día  que  hoy... marcaba el calendario. Me acerqué y descifrar nombres y fechas entre ellas las de mis añorados padres.  Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo a la vez que un cielo oscuro y amenazante daba la señal que debía abandonar el lugar


II

Doña Paquíta  junto a su hijo  Juan  regentaban  el hostal situado al empezar la cuesta, la cual conducía a la misteriosa mansión, sus clientes eran cazadores y lo escasos  residentes del pueblo; Beatriz  se  fijó al pasar por la mañana, en realidad no tenia pensado hacer noche, el mal tiempo y la hora, se decidió a entrar, el ambiente caldeado por una chispeante chimenea le reconfortó, en una mesa tres hombres jugaban a las cartas y se volvieron al notar que alguien entraba, Beatriz se sintió intimidada y se paró en medio del mesón. Del interior de la cocina apareció la mesonera y se acercó a ella  limpiándose las manos en un delantal blanco—señorita esta helada siéntese cerca de la chimenea  le traeré un baso de leche caliente— la tomó de la mano  acomodándola en una mesa,Volvió a salir  de la cocina con el vaso de leche
—Soy la dueña del mesón y todo el mundo me llama Paquíta,  no es de por aquí ¿no...?—
La mesonera era muy amable—- no ...no soy de aquí ¿podría llamar por teléfono? -
No tenían teléfono pero le comunicó que su hijo llegaría pronto y la podía acompañar al pueblo,le ofreció, una habitación si se decidía a quedarse.

Beatriz tomó el vaso de leche, recuperándose  del frío del exterior arrimada al calor  de la chimenea, el día había sido intenso  sin embargo debía avisar al convento y comunicarles el lugar dónde se encontraba; la puerta del mesón se abrió entrando por ella un joven que se dirigió  directamente al interior de la barra, el joven  de complexión fuerte  y con gran parecido a la mesonera.
Paquita le presentó a su hijo,— Le acompañará al pueblo a llamar par teléfono, esta anocheciendo, cuando vuelva  os  tendré  preparada la cena y una habitación para la señorita.
Juan se quedó sorprendido de la juventud de la joven, y sobre todo por que por allí excepto los cazadores a penas se acercaba nadie,
Amablemente y dirigiéndose a Beatriz
 le dijo—señorita cuando quiera...—
La sensación que tuvo Beatriz fue de inmediata  empatía y confianza y salieron del mesón camino del pueblo, amenazaba lluvia y los jóvenes aceleraron el paso.estaba anocheciendo y  las farolas del camino   no alumbraban, algunas estaban fundidas por el vendaval.
Al llegar al pueblo  y al  lado de la iglesia, cerca de la estación   se   encontraba la cabina de teléfonos,  Juan se cobijó bajo los soportales de la iglesia.  Beatriz se introdujo en la cabina.
—¿Sor claudia es usted...?—preguntó Beatriz  
—Si hija ya estaba preocupada¿ estas bien..?
—Si hermana he conocido unas buenas personas y he decidido quedarme unos días, el tiempo es bastante malo, y necesito volver a la mansión, por favor envíeme la carpeta grande y algo de dinero para pagar mi estancia.
—Beatriz mañana tomaré el tren y te lo daré personalmente, necesito verte  y saber como estas.
—Gracias  Sor Claudia,  a mediodía le esperaré en la estación, ahora debo dejarle el mesón esta   un poco alejado del  pueblo, me acompaña el hijo de la mesonera, no se preocupe estaré bien.  
   

III

Ya en el mesón encontraron sola  a doña Paquíta con la mesa preparada para cenar cerca de la chimenea, los cazadores madrugaban y  se encontraban en sus habitaciones, la sopa caliente  les sentó bien a los dos   y   Beatriz disfrutó con la compañía, pensó que era lo más parecido a una familia,

 D. Paquíta hablaba sin parar y ella solo le respondía con movimientos de la cabeza mientras Juan  la observaba.   Al terminar de cenar en el rostro de la mesonera se reflejaban los efectos del cansancio y decidió dejarlos solos confiaba en su hijo  marchándose a descansar, no sin antes explicarle a Beatríz que le tenía preparada la habitación en el segundo piso al lado de sus habitaciones, en el piso de arriba se alojaban los cazadores.
Juan  comenzó a llevar los platos a la barra  para lavarlos y Beatriz le ayudó a limpiar la mesa, estaba acostumbrada haciéndolo a diario en el convento,también  prepararon las mesas del desayuno para los cazadores y se sentaron un momento  al calor de la chimenea, Juan sentía curiosidad por el motivo de su presencia sin embargo fue discreto y no hizo preguntas,se limitó a hablarle  del trabajo que desempeñaba en el pueblo como ayudante del alcalde, en realidad era el secretario y se ocupaba de lo que pudiera acontecer en el pueblo y los días libres ayudaba a su madre en el mesón.  Beatriz le preguntó si tenía novia Juan riéndose le dijo que no, a la vez que le devolvió la pregunta,  Esta le dijo que vivía en un convento y no mantenía mucho contacto con el exterior.
Juan se puso un poco serio—-¿No seras monja tan joven  no...?
.Beatriz se ruborizo ligeramente y bajando la cabeza le contestó— No me han criado ellas y doy clase a los pequeños y ahora si me disculpas  Juan estoy cansada—
—Bien te  acompaño a tu habitación no pasarás frío pasa la chimenea  por la pared  y la tendrás con buena temperatura, el baño es la ultima puerta del pasillo, se despidieron con un" Buenas noches".

Beatriz ya en la cama se envolvió en la manta y no le dio tiempo a hacer conjeturas sobre su situación  ,le despertaron  unos toques en la puerta y la voz de la mesonera—¡Señorita el desayuno está preparado...!—.
.No sabía que hora era  se levantó y bajó al comedor, no vio a los cazadores, seguramente habrían madrugado  y  Juan  limpiaba las tazas y los platos de sus desayunos. 
  El perfume de la leña de encina se esparcía por todo el comedor y Beatriz respiro  fuertemente varias veces, Juan  pasó a  su lado   y   le manifestó que le acompañaría al pueblo, el tren pararía en la estación  en menos de  una hora.  Beatriz le agradeció el gesto y en unos minutos se encontraron en el camino del pueblo,  ya no les acompañaba el viento de ayer.
Juan se quedaría en el ayuntamiento después de dejarla en la estación, la veía un tanto tímida y poco habituada a viajar, lo que hacía mantenerlo en suspenso  a cerca de los motivos de su presencia, ya en la estación Beatriz se despidió con una sonrisa  dándole las gracias.
El tren llego en diez minutos bajando de el una monja entrada en años con unos bolsos que al verla el mozo de estación acudió a ayudarle—Hermana permítame   ayudarle— 
—Gracias ...gracias—contestó Sor Claudia,
El tren paro  alejado  del centro de la estación y Beatriz corrió a buscarla, se dieron un abrazo, se repartieron los bolsos y salieron de la estación, el hotel estaba cerca y entraron directamente en el bar, hablaron confidencialmente  de sus asuntos  y Beatriz le informó que pasaría  unos días más, quería ver  con tranquilidad  la mansión y intentar comprender la historia en la que se encontraba atrapada. La mesonera y su hijo le trataban con toda dedicación,  Sor Claudia sacó un envoltorio cuyo olor reconoció Beatriz, eran sus  buñuelos   de crema preferidos preparados por sor Julia para ella.
La Hermana apenas disponía  de tiempo, el tren de vuelta volvería en  unos minutos,le pidió a Beatriz    que le llamara  por teléfono   y cuando estuviera segura,realizarían el viaje   al despacho del" albacea" y   aceptar  y organizar los papeleos de su  inesperada herencia,con un abrazo se despidieron.

Beatriz cargada con el bolso y las carpetas se encontró  a Juan en  una conversación con un habitante del pueblo pudo oir parte de la conversación que se trataba a cerca de unos caballos, este la vio llegar y dio por terminada la charla.
—De nuevo nos encontramos, vas muy cargada, por hoy he terminado y podemos subir juntos al mesón—
—Gracias os agradezco el trato tan amable que me dais;  he oído algo de unos caballos en la conversación que mantenías y me gustaría saber si hay caballos sueltos por aquí.
—Bueno este tema arrastra una historia el señor Esteban desde joven se encargaba de las cuadras de la mansión al cerrarse la casa se hizo cargo de ellos junto con los suyos, ahora se encuentra cansado ha vendido sus caballos a otro agricultor y no sabe donde dejar el resto que en realidad no le pertenece, no hemos podido contactar con los herederos de la mansión y  su decisión era soltarlos en el campo.
—Suena comprometido el asunto—comentó Beatriz, bueno llegamos al mesón, Juan ¿esta tarde estas libre...?me gustaría volver de nuevo a la mansión.
—¿Quieres que te acompañe...?
— El  lugar es un  poco tétrico y  sola... no me apetece demasiado.

IV

La tarde se presentaba agradable y salieron juntos  dirigiéndose cuesta arriba a la mansión. Al llegar a Beatriz le pareció menos tétrica que el día anterior. Entraron por una puerta lateral que les encaminó directamente a las antiguas caballerizas, usadas actualmente por Esteban, los caballos pastaban libres.

Juan la condujo por un sendero que comunicaba con una gruta, el sonido del agua al caer sobre las piedras relajaron a Beatriz aumentando su curiosidad por explorarla, Entraron por la parte superior, una especie de escaleras de piedra mal alineadas atravesaban la gruta y un agua helada y cristalina discurría por los laterales, bajaron despacio  la zona estaba resbaladiza y fue inevitable que Beatriz resbalara yendo a para a los brazos de Juan  frenándole  la caída, al notar su cuerpo  experimento un estremecimiento en todo su cuerpo, que a Juan no le paso desapercibido, y en un gesto impulsivo beso  los labios  de Beatriz, que  bruscamente   se separo de Juan y se dejo caer enfadada  resbalándose entre el barro hasta el final de la gruta.
Llovía fuertemente y su reacción hubiera sido seguir corriendo, sin embargo se levantó   embadurnada de barro y como una niña pequeña se pegó al lateral saliente de la gruta.  Por su parte Juan se desconcertó al ver su   reacción, aunque no negó que la deseaba  desde que la vio en el mesón   se acercó a ella con tacto  disculpándose, Beatriz  giró su cabeza sin mirarle a la cara, pasaron un buen rato en la gruta los dos callados hasta que la lluvia escampó,  momento que aprovechó  Beatriz  para  salir corriendo  sin parar  hasta  el mesón, abandonando a un Juan apesadumbrado.
 Al entra al mesón Doña Paquita   estaba en la cocina y el comedor estaba libre directamente subió a su habitación, se cambio de ropa.
Se recostó en la cama, estaba enfadada con Juan y a la vez consigo misma por su reacción tan exagerada.el resto de la tarde la paso mirando las fotos de sus antepasados y de sus padres, marcados con un circulo   acompañados de una pequeña" la   primera foto de su infancia";   se esforzaba en discernir los rasgos de sus padres y buscar un parecido en ellos, leyó de nuevo la carta tantas veces releídas en la soledad del convento, ¡ huérfana debido a  un  accidente de coche de sus padres...! cuando abandonaban la mansión, su abuela demasiado orgullosa para cuidar a su nieta hija de su querido hijo Ricardo que  se caso en contra de su voluntad con la criada de cocina de la mansión, una de las fotos del servicio de la casa en la que su madre se distinguía dentro de un circulo rojo.
Su abuela  la encomendó al convento olvidándose de su  pobre existencia, le dolía en lo más profundo de su corazón.
Su padre tenía una hermana Eloisa, inconformista  con una vida bohemia a la vez que vulnerable; se casó y se divorció varias veces, la última carta sellada en la india y a  partir de ese momento no recibieron  noticias de ella, el Albacea la buscó durante años siendo una búsqueda infructuosa, marcando el siguiente paso la niña que crecía en un convento se convertiría en la heredera.
Beatriz miro por la ventana la oscuridad invadía la calle pensó que sería bastante tarde, bajó a cenar, Doña Paquita se sorprendió al verla  sola creía que estaba con su hijo, que todavía no había dado señales de vida.
 Era la hora de cenar y Doña Paquita preparó la mesa sin perder la sonrisa aunque su intuición le señalaba que algo había ocurrido con los chicos, fue Beatriz la que rompió el hielo con una pregunta.
—¿No ha llegado Juan ?.Respondió Dña Paquita— no seguramente  estará realizando  algún trabajo, llegará enseguida, siempre está aquí a la hora de la cena—añadió sin borrar  su sonrisa.
Empezaremos a cenar nosotras los cazadores han comenzado la partida y tengo un momento libre,   cuando llegaban al postre se abrió la puerta del mesón entrando Juan todo empapado, su madre se levantó y se dirigió a la puerta—Hijo ¿donde has estado? —
Beatriz con todos los sentidos puestos en la respuesta de Juan, se sentía culpable.  Juan sacudió la gabardina y tranquilamente contestó a su madre—He estado ayudando al tío Esteban con los caballos y meterlos en las cuadras, el hombre no era capaz de manejárlos—.
Beatriz conocía la realidad, el enfado en ella ya no tenía lugar y  le sirvió la cena y le miró sin rencor,Juan permanecía serio, pero agradeció el gesto de Beatriz, los cazadores al margen de su situación reían y bebían alegres contando sus hazañas.

Dña Pquita abandonó el comedor y le dejo solos, Juan tocando la mano de Beatriz le pidió de nuevo disculpas, esta las aceptó quedándose  frente a la chimenea en silencio , no sabía que decir. un cazador se le acercó pidiéndole unas copas más, la noche se alargaría, dejaron el comedor limpio y se sentaron de nuevo a la chimenea,Juan se sirvió una copa invitando a Beatriz,que acepto.
—Beatriz es muy extraño tu interés por  la mansión,¿ cuando en años no ha aparecido nadie por aquí?—Es complicado quizás te lo cuente en otro momento, te diré...que en este momento mi vida es un puzzle que debo reconstruir  y aceptar el lugar  adecuado  de las piezas, quería decirte que he vivido todos estos años en el convento y por eso mi reacción de esta tarde ha sido un tanto exagerada, agradezco tu compañía  y el cariño que me dispensa tu madre.
Daban las doce y los cazadores se levantaron bostezando, era la hora de ir a dormir, gesto que agradecieron Juan y Beatriz, para dejar preparadas las mesa, subieron al segundo piso y se despidieron con un buenas noches.

V

Beatriz tardó en dormirse a pesar de lo tarde que era, aún recordaba su cuerpo rodeado por los brazos de Juan¿Estaría enamorándose de Juan ?no lo sabía...necesitaba el consejo de Sor Claudia, mañana le llamaría por teléfono; las fotos y las cartas esparcidas en el suelo esperaban que  Beatriz pudiera darles un sentido.
Juan tampoco pudo dormirse se encontraba incomodo y además  se notaba   resfriado después del chaparrón de la tarde. Beatriz era una joven atractiva que seguramente ni lo sabía, su tez blanca contrastaba con su negro pelo que le caía en cascada sobre los hombros y permanecía envuelta en una aureola misteriosa  que le gustaría descubrir algún día.

Dña Paquita dormía  plácidamente ajena a los pensamientos de los dos jóvenes, le esperaba otro duro día de trabajo, se levantaría temprano y prepararía el desayuno a los cazadores.

Esa noche Beatriz vivió unos sueños que le trasportaron a otra época, donde ella se encontraba en el interior de una mansión rodeada de cuadros con ojos observándole, muebles oscuros, aterrorizada, atrapada sin poder salir, las amarillenta fotos  de sus padres volaban por el salón de un lado  a otro,  en lo alto de la escalera  Dña  Paquita y Juan con los brazos extendidos  hacía ella..,intentaba agarrarse a sus manos....su salvación  se sentía incapaz de moverse.
Se despertó sudorosa y afligida llorando escondida  entre las mantas y se dejó mecer por  el sueño  reparador   durmiendo tranquila hasta la mañana.
Se levantó con energía y decisión, se miró en el espejo  la imagen que le devolvía  le hizo reaccionar y  hablando en voz alta dijo—,Concertaré una cita con el albacea y por fin  tomaré las riendas de  mi vida,   manteniendo un lugar privilegiado para Juan y su madre—.














lunes, 13 de febrero de 2017

NOCHE INVERNAL

NOCHE INVERNAL


Salí del cine, muy enfadada...me habían recomendado una película  muy buena
¡ No te la pierdas...!, me comentaron en la oficina.
 La película no lo niego,estaba  bien dirigida y documentada.
"Para mi gusto una película realmente  dura...yo solo quería  pasar un viernes distendido y sin dolor de cabeza".

En la calle arreciaba el viento,la gente salía del cine buscando protección en los soportales y guarecerse del viento helador. Por el contrario yo necesitaba despejar mi mente y respirar fuerte y tomé la decisión de enfrentarme cara al viento, sujeté mi  gorro con las dos manos, el abrigo de tweed gris que compré al principio del otoño y la bufanda blanca ocultando mi nariz y mi boca.

Caminaba ensimismada en mis pensamientos, intentando comprender el porqué de la realidad expuesta en la película:  sí...sí era solo una película, me repetía a mi misma, ya... basada en un hecho real, ambiciones, intereses económicos,avasallamientos de las multinacionales e incluso ciertos gobiernos era lo que causaban semejantes barbaridades, ah...claro...siempre nos parecen lejanos, haciéndonos cómplices de semejantes desmanes

 Por otro lado Rodrigo salía de casa de su hermana y de su cuñado,prácticamente su única familia, desde hace como un año y medio. Sus padre fallecieron en un viaje de avión y quedaron su hermana y él al cuidado de unos familiares, cuando cumplieron la mayoría de edad se independizaron y emigraron a la ciudad.
Hacia unas  semanas que su hermana salía del hospital con un par de gemelos, el trabajo le había impedido acompañarla como le hubiera gustado.
Sus días de descanso comenzaron a mediados de semana  y su prioridad era conocer a sus sobrinos, tiempo que aprovechó para visitarlos.Al llegar el primer día le invitaron a comer, sin embargo les pidió posponer la comida o cena para el viernes.
Legó el viernes y Rodrigo se presentó a mediodía en casa de su hermana, los niños  dormían y tuvieron suerte..,la comida fue tranquila y pudieron disfrutarla,..hasta el momento que los niños demandaron  con llantos  sus cuidados, en principio fue un juego para Rodrigo y al final se despidió necesitaba recuperar su normalidad.
El tiempo no obstante era frío y desapacible;  sin embargo necesitaba ese cambio,de todas maneras le gustaba esos días en que apenas transitaba la gente por la calle, caminó deprisa por la orilla del río y se adentró en la ciudad y  se  dirigió a la paz de su hotel... A lo lejos divisó a la única persona que  desafiaba al temporal,  iba tan  abrigada que apenas se apreciaba su identidad.

Cuando fue llegando a su altura se dio cuenta que era una joven  tan abrigada y con la mirada puesta en el suelo, ella no se había percatado de su presencia hasta que se toparon en la acera.


Yo había caminado casi  en circulo, en mis ojos se reflejaban los adoquines de la acera,esquivando el viento helador,vi unos zapatos de caballero acercándose,estuvimos un momento pasa tu...paso yo... al final levante mi cabeza y descubrí al dueño de los zapatos, me quedé  asombrada frente  a  mí,
¡un joven, con unos enormes ojos negros,el pelo  revuelto por el viento  dándole un aspecto interesante y salvaje a la vez..."como escapado de una revista de moda..."
Me sonrió franca y abiertamente.mi desconcierto aumentaba...

—Señorita—me dijo—.Puede que este tropiezo contenga un significado especial.

Su voz me sonó grave y gutural...Grabándose en mi mente como música celestial. La  situación dio paso a cierta comicidad que me hizo sonreír y olvidar  mis  ingratas reflexiones sobre la película, a la vez que me arrimaba a la pared.

—Ja ja...lo siento—.Al  final me atreví a hablar—acabo de salir del cine y voy despistada y el tiempo tampoco ayuda.

—¿Ha visto la película del Rocal?—me preguntó, el joven intentando iniciar una conversación.

—Si por desgracia la he visto—contesté—.Liberando mi boca de la bufanda, hubiera sido mejor no haber salido de casa—añadí.

—La entiendo perfectamente, yo estuve ayer con unos amigos y no pareció una película dura... y compleja...—me comento ,el joven.

—Señorita ya puestos de acuerdo en algo podemos tomar un café juntos si le apetece...y podremos seguir hablando, si nos quedamos aquí seguro...seguro...nos congelaremos.¿No le parece?.

—Vale  de acuerdo—contesté,sujetándome de nuevo el gorro—.Si hace bastante frío y me vendría bien un café bien caliente.


Sonaban las diez y cuarto en el reloj del ayuntamiento; así que se encaminaron al bar más cercano, al entrar ambos notaron el cambio de temperatura, se acomodaron en las banquetas, las mesas estaban ocupadas,el joven se frotó las manos y ella  dejo el gorro y los guantes encima de la barra,allí dentro le resultaban molestos.

—Me llamo Laura—le dije, y tú ¿como te llamas?—.Añadí,¿podemos tutearnos no...?

—Ahh...sí perdona,¡que despiste! me llamo Rodrigo.


Tomamos el café bien caliente y charlamos amigablemente, no recuerdo cual era el tema,estaba más pendiente de sus gestos y ademanes. En ese momento se abrió la puerta del bar filtrándose  una ráfaga de viento, que nos hizo girar hacia ella, entrando una compañera de trabajo, mirándonos saludándome con un guiño "Saludo que no pasó desapercibido  para Rodrigo".

—¿Es amiga tuya?—me preguntó.

—Bueno...es una compañera de trabajo,¡Es una cotilla...!—le contesté—,Bajando el tono de voz ,el lunes se enterará todo el mundo en la oficina,donde...y con quien...he pasado el viernes—le explique dándole un toque de ironía.

—Si te molesta cambiamos de bar,o mejor aún ,¡te invito a cenar..!.—me lo sugirió, con entusiasmo,el tiempo no es el más apropiado para pasear¿no estas de acuerdo conmigo...?

Laura no se lo esperaba, se acababan de conocer,la verdad que el chico no estaba nada... que nada mal.... Se le presentaba una situación nueva para ella y no podía desperdiciarla, tardó unos segundos... en contestar. Lo que hizo dudar al joven si ella aceptaría su invitación.

—¿No entra en tus planes la posibilidad de ir a cenar?—.Con la pregunta interrumpió las cavilaciones de Laura.

—Oh sí ...sí creo que es la mejor idea—contestó ,bajando la mirada.

Se abrocho el abrigo,se colocó el gorro y los guantes y salieron del bar.

—¿.Dónde podemos ir?—cuestionó Laura con ansiedad.

—En este momento no se me ocurre ningún restaurante cerca—contestó Rodrigo, añadiendo—Yo vivo a dos calles de aquí en un hotel, si quieres podemos acercarnos

—Será lo mejor, aquí parados nos congelaremos—respondió Laura, dando por aceptada la iniciativa de Rodrigo.

Se  miraron y sonrieron ambos a la vez,sorprendiéndose ella misma  de su comportamiento. Pasaron las calles con rapidez e incluso sin pararse en el semáforo. Laura se hallaba inmersa en una serie de contradicciones sobre el momento que  había  aceptado, su compañero de trabajo, Miguel, la había invitado en varias ocasiones y nunca aceptó, quizás porque no quería compromisos en el trabajo.

Entraron al hotel y tomaron el segundo ascensor, que les subió   a la quinta planta, dónde se alojaba Rodrigo.  Ya en la planta, el pasillo iluminado  y  enmoquetado con mucho gusto dándole un toque de calidez,  terminando en un rellano circular bordeado por  tres puertas dobles. Rodrigo extrajo las llaves del bolsillo del pantalón y haciendo una reverencia invitó a entrar a Laura.

—¿Vives aquí en el hotel...?—pregunté.

—Adelante señorita, vivo aquí, independiente del hotel con todas sus comodidades, sin preocuparme por la labores propias de una casa, limpieza, comidas...¿Te gusta...?.

—¡Que gozada...¡—manifestó Laura, con entusiasmo

—Podemos bajar al restaurante a cenar, o puedo llamar que nos la suban—añadió Rodrigo

—Aquí se esta bien, la temperatura y la compañía son agradables—Laura intentó coquetear con su anfitrión.

Este se acerco al teléfono con naturalidad marcando el numero de servicio,mientras era observado por una  Laura,   irreconocible  y se le ocurrió una pregunta, que no dudó en  planteársela


—.Rodrigo ¿estas casado...?—Verbalizó  su  pensamiento.

La  imprevista pregunta sorprendió a Rodrigo, al mismo tiempo que ella se ruborizaba por la indiscreción cometida.

—Estoy separado desde...hace año y medio—contestó, con un gesto  de desagrado y mirando a Laura cambió de tema sin  más.

Laura se mantuvo callada y pensativa, en realidad que estaba haciendo allí con un desconocido, es verdad que sentía una atracción especial, a veces conoces a una amiga de toda la vida sin embargo no te inspira confianza y otras  veces una persona que acabas de conocer,  se  convierte  en tu confidente.

—.Ponte  cómoda, estas en tu casa,¡ libérate del abrigo! aquí no pasaras frío... en invierno tengo puesto el aire acondicionado.


Agradecí las palabras de Rodrigo, después de mi metedura de pata.  Hacia dos meses que  me había dejado plantada mi novio...« Bueno es un decir novio...novio... Llevábamos saliendo poco tiempo,desapareció... sin ninguna explicación por su parte y no le he vuelto a ver...
Me distraje mirando el apartamento,los colores las comodidades normales de un hotel, no obstante me resultaba un tanto impersonal.
Rodrigo colocó mi abrigo sobre una silla y el suyo lo colgó en el armario  desatándose con  naturalidad el primer botón de su camisa, tuve la intuición  de ser un hombre ordenado.

—.En media hora nos subirán la cena—me comunicó,   he   pedido una botella de cava¡ bien fría...!—.Y  añadió, acercándose sigilosamente—.Así sellaremos nuestro grato  encuentro.

—.Bueno...normalmente bebo cerveza, no estoy acostumbrada a beber cava, quizás con la cena me anime—le indiqué, con una tímida sonrisa.

Sonrisa que  Rodrigo no pudo apreciar al dirigirse a  elegir música en el hilo musical del hotel, melodías de los ochenta, la música preferida de Laura,se sentó frente a ella tarareando la canción con gracia y ahora la pregunta indiscreta se la formulaba a ella, si tenía novio o pareja y esta se sintió aliviada al contarle su  desgraciada y corta historia de amor.

—.Ya te veo más tranquila—.Sentí cierta preocupación en su tono de voz—.Y añadió, cuando vayas al cine elige bien lo que vas a ver   y no te llevarás sorpresas.

No me molestó su indicación en parte  tenía razón, acepté como buena la opción de mis compañeros.

—Claro aquí me encuentro mejor que en la calle con el chaparrón que está cayendo—respondí a su pregunta, me comentaron que era una buena película y a veces no es sinónimo de bonita, prefiero ver películas como distracción« ya hay demasiados problemas en la vida.  

—Laura tengo la sensación...de que eres muy romántica...¿me equivoco?,te has puesto como la grana...—.Dime, ¿he acertado?

—Bueno no me da vergüenza confesarlo, soy romántica.

—Te noto agobiada.. si es por el calor te puedo dejar una camisa y estarás más fresca—.Añadió Rodrigo.

—No...no..no hace falta, debajo del jersey llevo una camiseta, de todos modos gracias—contestó Laura—Haciendo el ademán de ponerse de pie y quitarse el jersey.

Rodrigo no pudo evitar observarla  y mirarla con otros ojos, la joven ganaba en las distancias cortas y los descubrimientos sobre ella le empezaban a gustar, desde su separación no había mantenido ninguna relación, y encontraba en Laura una fuerza  y una  atracción que ya creía olvidadas.

Laura continuó la conversación con una pregunta y evitar el silencio que se adueñaba de los dos desconocidos.

—¿En que trabajas...?,no se puede vivir en un hotel, si no se tiene un medio de vida.

—.Soy piloto militar,  mi trabajo consiste en probar aviones nuevos, traerlos desde el lugar de origen a nuestros hangares, hemos estado de maniobras  y me corresponden unos días de descanso.

—.¿Que aviones pilotas...?,parece un trabajo muy interesante—se interesó Laura.

—Aquí tengo una revista en el que vienen fotos del" Caza", fíjate en este avión es un EUROFTHER 2015  traspasa la velocidad del sonido, cuando salimos de exploración vamos dos compañeros y debemos llevar las mascaras de oxigeno.

—.Debe ser   apasionante—Laura cada vez más sorprendida.

La clase magistral que le estaba dando Rodrigo acerca de los aviones le ayudaba air deshaciendo sus miedos y su interés aumentaba, atractivo e inteligente, el encuentro imprevisible le aumentaba su autoestima volviéndose más segura y borrando toda clase de prejuicio. Cada vez que le miraba a los ojos tan  profundos le producían   mariposas en el estomago,  estaba excitada y no sabía como disimularlo. En ese momento llamaron a la puerta.

—.Toc...toc...—.Rodrigo abrió la puerta.

El camarero paso con la mesa de la cena, saludo a Rodrigo y muy discreto se marchó y cerró  la puerta tras él.

—.Cenaremos más cómodos en la mesa del comedor—afirmando y dirigiéndose a Laura.

Esta se levantó del sofá y la camiseta se le ajusto al cuerpo mostrando una silueta que a Rodrigo le gustó,la miró de reojo  para no  que no se sintiera observada, Pensó que poseía bonito cuerpo era una mujer agradable,por primera vez en mucho tiempo   se sentía bien con una mujer;  su separación
fue complicada y había decidido no aventurarse con ninguna mujer.
Laura si notó su mirada y se ruborizó, él intentó disimular, sus miradas se encontraron produciéndose una aureola de complicidad entre ambos.

.La cena transcurrió  en buen ambiente charlando de cosas triviales de sus vidas,la falta de costumbre de beber de Laura le dio un punto alegre.

—.El postre podemos tomarlo en el sofá—sugirió Rodrigo, estaremos más relajados

—.Sí... claro,como  quieras—contestó  Laura sin atreverse a mirarle.


Nos sentamos en el sofá, sentía su aliento muy cerca de mí y seguramente estaría sonrojada, con el plato del postre en la mano,se me quedó un trozo de tarta en el labio,é suavemente puso sus dedos en mi boca provocando de nuevo otra mirada excitante,  demasiado cerca... y me besó.

—.Perdona..,ha sido un impulso al tenerte tan cerca—se disculpó.

Yo mantuve la mirada se acercó de nuevo acariciándome los hombros y los brazos y me atrajo  hacia él. nos besamos tímidamente,  la pasión que se había desatado nos llevó a más,levanté mis brazos  y le acaricié la nuca besándonos con pasión, sensación que no había experimentado con mi novio « Me sentía trasportada a un harén donde esta noche  poseía  al Jeque  solo para mí»

Yo  temblaba de deseo...me reclino cuidadosamente en el sofá y recorrió mi cuerpo con la punta de los dedos,pasando por mi pecho, se detuvo en mí ombligo besándomelo, la música sonaba... una canción tras otra sin parar, se puso de rodillas en la alfombra y me descalzó.

Me acomodé en el sofá y él se tendió sobre mí...sin apenas   rozarme, me sentía flotando, mi excitación aumentaba con cada suspiro...cada segundo...era todo un caballero y sabía como hacerme feliz.
Acariciaba mi cuello, dándome besos   pequeños   y rápidos. !Mi  cuerpo se estremecía de placer...¡ fue quitándome las horquillas una... a una...dejando que la melena cayera sobre mis hombros, aspiró    su  perfume...
—«.Hueles a fruta fresca a melocotón»—me susurró al oído, tu piel es fina y tersa.

No le contesté,estaba demasiado nerviosa, nos incorporamos y al son de la música bailamos, mis  manos en su nuca y las suyas recorriendo todo  mi cuerpo...me  tomó en sus brazos y me llevó al dormitorio.

Realmente estaba viviendo una situación que ni siquiera soñara alguna vez,  sobre la cama de Rodrigo, un desconocido al que deseaba con todo ardor.

—.¡¿Soñaba...?, todo me parecía irreal...!

Desabrochó los últimos botones de su camisa tomándome por la cintura, le notaba entre mis piernas,me abandonaba mi camiseta a la vez que todos mis miedos, estiré los brazos y la dejé caer

Rodrigo se recostó a mi lado con  la cabeza  ladeada y sus profundos ojos clavados en los mios despidiendo un brillo especial

—.Laura  eres  preciosa—susurraba...delicadamente a mi oído.

Me di la vuelta hacia él, mi respiración se aceleraba, nos encontramos desnudos entre las suaves y blancas sábanas del hotel. Nuestras piernas entrelazadas, mi mirada puesta en sus ojos negros, nos unimos con ardor y fiereza quedándonos sudorosos, relajados  y separamos  nuestros cuerpos necesitamos respirar.

Laura se quedó con la mirada fija en el techo con el pensamiento en Rodrigo¿habría sentido lo mismo que ella—se preguntaba...

Me besó, se levantó de la cama y se dirigió a la sala volviendo con las dos copas llenas de cava.

—¡.Brindamos...por nuestro bello encuentro!

Había perdido la noción del tiempo ya...no me importaba, no tendría otro momento tan intenso como este,  me incorporé...saboreando como nunca la bebida de mi copa

Rodrigo se sentó a mi lado con una mirada tierna ,bebí un sorbo de la copa,me cedió su hombro donde apoyé mi cabeza. Así abrazados nos mantuvimos en silencio yo intuía en él la misma  sensación... que nuestro encuentro casual era una señal del destino, dejamos las copas y nos tumbamos en la cama,  todavía era de noche, a mi no me esperaba nadie y a Rodrigo tampoco.

Fue la noche invernal más cálida—pensé...¿ habrá más noches de invierno como esta...?,¡Lo deseaba en lo más recóndito de mi corazón...!

¿Rodrigo lo desearía también...?

M.B.G.


                         
                                         EL   PUZZLE    DE  BEATRIZ