lunes, 15 de mayo de 2017

EL BANCO DEL PARQUE




                                       EL BANCO DEL PARQUE                               
  Antes de acudir al trabajo, Inés empezaba la jornada practicando su ejercicio   por   el parque.
 Hoy sufrió un percance se torció un tobillo, cojeando   y   con  su gesto de   dolor  reflejado en su cara, se  sujetó, al banco del parque__ dió  un suspiro, se sentó quedándose pensativa  —¡Que fatalidad precisamente hoy! .Se descalzó  se  dio unas friegas  con las manos; la  mañana estaba fresca  y no debía pararse mucho tiempo   o se constiparía.
Pensó—En Luis—.Por fin se había atrevido a pedirle una cita, precisamente para hoy viernes.
El tobillo le dolía cada vez más, decidió salir del parque, y en un taxi  acudió a urgencias,  debía avisar a Luis y cambiar  la cita.
El tímido sol  de la mañana  comenzaba a despuntar  entre los centenarios árboles.
Y como todas las mañanas alrededor de las diez, Andres, regresaba al parque,daba un paseo disfrutando de la naturaleza   y terminaba sentándose en el banco   frente a la pequeña laguna, donde  gratos recuerdos  inundaban su corazón; su mujer y él se sentaban a diario entrelazados con sus manos, a veces en silencio y otras rememorando épocas pasadas  sobre su vida... sus hijos.
 Sus silencios palpitantes mirándose a los ojos, lo decían todo. Por desgracia faltaba su presencia, sin embargo le embargaba su calidez.
Abandonaba el banco y daba el ultimo paseo bajo la copa protectora de los árboles y los sonidos delos pájaros cantores, las palomas saltaban a su paso y con una energía renovada volvía de nuevo a su casa.
A mediodía el barrendero del parque, ya al final de su jornada, sudoroso terminó de barrer el parque, lo dejo para que todo el mundo disfrutara. Se sentó un momento sacó el pañuelo del bolsillo, de un lateral de carro de limpieza  extrajo una botella de agua y la bebió casi de un trago, estaba sediento y aún faltaban dos horas de trabajo.
  
A primera hora de la tarde hicieron   aparición   agarradas del brazo
 Carmen y Rita. Carmen se sujetaba con la mano derecha en un
    bastón, llevaba una visera que la   protegía    del sol, puesto que con su edad el sol   directo    le   perjudicaba, andando lentamente    llegaron   al banco   y se sentaron.
 Rita miró en su bolso,   sacó una radio portátil y unos auriculares, siempre con su

mano sobre la mano de Carmen; a  Carmen sus hijos querían llevarla a un centro   de   ancianos, ella se negó en rotundo quería permanecer en su casa y con la ayuda de Rita una señora de mediana edad  sin familia,  había aceptado  vivir con ella,   dándole   los cuidados  y el cariño que necesitaba. Allí en el banco quitaban unas horas a    la tarde y    desandaban   el camino   de vuelta a casa, otras veces se acercaban al   supermercado    y   compraban  la    cena.



Era viernes las clases  habían  terminado, y el fin de semana  se presentaba para los jóvenes como maná del cielo.  Kiko, Ester y Maite salieron   de clase y terminaron en  el parque, tiraron las mochilas en un acto de rebeldía y se sentaron en el respaldo del banco,  Jorge estaba enfermo y  esta vez no se encontraba con ellos: Maite estaba por Jorge   y normalmente se ponía muy nerviosa ,hoy estaba más tranquila… Cuando sus amigos se liaron un cigarrillo decidió probarlo   por primera vez, todo eran risas entre frases de  sus canciones  preferidas, Kiko y Ester  se rieron del gesto de Maite  dándole un  cigarrillo, a la vez que le descargaban el humo del suyo en la cara, Maite empezó a toser… los   ojos   se   le irritaron   por el humo tiró   el cigarro y se acercó a la fuente a beber   agua y con la   camiseta se   limpió los ojos, Kiko y Ester le siguieron. Kiko tenía entrenamiento y la "pequeña fiesta" tocaba a su fin  se colocaron al hombro las mochilas  y   salieron del parque, Maite tomó el autobús  y Ester y Kiko se fueron andando  al gimnasio se despidieron hasta el lunes.



La noche comenzó a envolver de sombras refrescante el parque,    momento   aprovechado por una pareja de novios, habían esperado todo el día que llegara el momento de  verse,  estar  juntos, se besaron protegidos por la oscuridad,  se sentaron en el banco no necesitaban hablar para entenderse, el asunto tomaba fuerza. Lourdes tenía excitado al muchacho, se sentó encima de  él continuando tocándose  y besándose, pasó el guarda con la llaves del parque,  con los ojos fijos en el suelo,  indicándoles que se cerrarían la puertas,  como todas las noches. Lourdes se  puso en  pie y su pareja le siguió , el guarda , miró a un lado y a otro y cerró las verjas.





El banco del parque quedó mudo y silencioso, testigo diario de las etapas que hay en   la vida, comprensivo, sin juzgar, deseaba que de nuevo el alba resurgiera… arrullado por el viento fresco de la noche, la oscuridad…y los sonidos del parque...   








CONTINUARA...





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