EL BANCO DEL PARQUE
Antes de acudir al trabajo, Inés empezaba la
jornada practicando su ejercicio por el parque.Hoy sufrió un percance se torció un tobillo, cojeando y con su gesto de dolor reflejado en su cara, se sujetó, al banco del parque__ dió un suspiro, se sentó quedándose pensativa —¡Que fatalidad precisamente hoy! .Se descalzó se dio unas friegas con las manos; la mañana estaba fresca y no debía pararse mucho tiempo o se constiparía.
Pensó—En Luis—.Por fin se había atrevido a pedirle una cita, precisamente para hoy viernes.
El tobillo le dolía cada vez más, decidió salir del parque, y en un taxi acudió a urgencias, debía avisar a Luis y cambiar la cita.
El tímido sol de la mañana comenzaba a despuntar entre los centenarios árboles.
Y como todas las mañanas alrededor de las diez, Andres, regresaba al parque,daba un paseo disfrutando de la naturaleza y terminaba sentándose en el banco frente a la pequeña laguna, donde gratos recuerdos inundaban su corazón; su mujer y él se sentaban a diario entrelazados con sus manos, a veces en silencio y otras rememorando épocas pasadas sobre su vida... sus hijos.Sus silencios palpitantes mirándose a los ojos, lo decían todo. Por desgracia faltaba su presencia, sin embargo le embargaba su calidez.
Abandonaba el banco y daba el ultimo paseo bajo la copa protectora de los árboles y los sonidos delos pájaros cantores, las palomas saltaban a su paso y con una energía renovada volvía de nuevo a su casa.
A mediodía el barrendero del parque, ya al final de su jornada, sudoroso terminó de barrer el parque, lo dejo para que todo el mundo disfrutara. Se sentó un momento sacó el pañuelo del bolsillo, de un lateral de carro de limpieza extrajo una botella de agua y la bebió casi de un trago, estaba sediento y aún faltaban dos horas de trabajo.
Carmen y Rita. Carmen se sujetaba con la mano derecha en un
bastón, llevaba una visera que la protegía del sol, puesto que con su edad el sol directo le perjudicaba, andando lentamente llegaron al banco y se sentaron.
Rita miró en su bolso, sacó una radio portátil y unos auriculares,
siempre con sumano sobre la mano de Carmen; a Carmen sus hijos querían llevarla a un centro de ancianos, ella se negó en rotundo quería permanecer en su casa y con la ayuda de Rita una señora de mediana edad sin familia, había aceptado vivir con ella, dándole los cuidados y el cariño que necesitaba. Allí en el banco quitaban unas horas a la tarde y desandaban el camino de vuelta a casa, otras veces se acercaban al supermercado y compraban la cena.
Era viernes las clases habían terminado, y el fin de semana se presentaba para los jóvenes como maná del cielo. Kiko, Ester y Maite salieron de clase y terminaron en el parque, tiraron las mochilas en un acto de rebeldía y se sentaron en el respaldo del banco, Jorge estaba enfermo y esta vez no se encontraba con ellos: Maite estaba por Jorge y normalmente se ponía muy nerviosa ,hoy estaba más tranquila… Cuando sus amigos se liaron un cigarrillo decidió probarlo por primera vez, todo eran risas entre frases de sus canciones preferidas, Kiko y Ester se rieron del gesto de Maite dándole un cigarrillo, a la vez que le descargaban el humo del suyo en la cara, Maite empezó a toser… los ojos se le irritaron por el humo tiró el cigarro y se acercó a la fuente a beber agua y con la camiseta se limpió los ojos, Kiko y Ester le siguieron. Kiko tenía entrenamiento y la "pequeña fiesta" tocaba a su fin se colocaron al hombro las mochilas y salieron del parque, Maite tomó el autobús y Ester y Kiko se fueron andando al gimnasio se despidieron hasta el lunes.
La noche comenzó a envolver de sombras refrescante el parque, momento aprovechado por una pareja de novios, habían esperado todo el día que llegara el momento de verse, estar juntos, se besaron protegidos por la oscuridad, se sentaron en el banco no necesitaban hablar para entenderse, el asunto tomaba fuerza. Lourdes tenía excitado al muchacho, se sentó encima de él continuando tocándose y besándose, pasó el guarda con la llaves del parque, con los ojos fijos en el suelo, indicándoles que se cerrarían la puertas, como todas las noches. Lourdes se puso en pie y su pareja le siguió , el guarda , miró a un lado y a otro y cerró las verjas.
El banco del parque quedó
mudo y silencioso, testigo diario de las etapas que hay en la vida, comprensivo, sin juzgar, deseaba
que de nuevo el alba resurgiera… arrullado por el viento fresco de la noche, la
oscuridad…y los sonidos del parque...
CONTINUARA...


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